Written by 12:30 am OPINIÓN

La comunicación debe volver a ser social

Los periodistas informamos lo que creemos que es importante, poco nos importa el impacto en la comunidad. La tecnología nos ha puesto en una difícil situación, generando una crisis que parece imparable. La gran solución está en el aula, los estudiantes de Comunicación Social deben ser formados para estar de lado de la comunidad, no para atacarla.

Por Juvenal Bolívar Vega | Hace unos días tuve la maravillosa oportunidad de asistir al lanzamiento de la edición 14 de Revista Compaz, un proyecto de la facultad de Comunicación Social del Instituto Universitario de la Paz (Unipaz), de la asignatura Producción de Medios, de la cual soy docente.

El ver a mis estudiantes emocionados y orgullosos del resultado final de la publicación, logré convencerme que es posible que las nuevas generaciones de periodistas aporten positivamente a la construcción de una mejor sociedad. Solo teniendo buenos seres humanos, podremos tener buenos periodistas.

Pude percibir en mis estudiantes el amor por lo que pronto será su profesión, fui testigo de su pasión por la investigación y, claro, la enorme responsabilidad que tenemos como academia en forjar profesionales sensibles y capaces de afrontar los desafíos de esta compleja pero bellísima carrera profesional.

Hace mucho tiempo no sentía tanta emoción por lanzar una publicación. Los jóvenes de mi clase me devolvieron la confianza en el futuro de la Comunicación Social. Y, desde luego, me obligan a fortalecer los procesos formativos, pues, confieso, soy más un periodista de práctica que de teoría.

Y, cómo hace rato no sentía esa emotividad, pensé en escribir hoy sobre la enorme responsabilidad que tenemos en las universidades con el futuro de esta profesión. Es una reflexión muy personal, que he recogido de mi apasionante paso por la docencia universitaria.

Comencemos diciendo que, no se puede ocultar la crisis por la que atraviesan los medios de comunicación.

Tengo a mi cargo uno de los más influyentes de Santander, así que puedo hacer un mea culpa.

La proliferación de información falsa y engañosa en las redes sociales han impactado la confianza en los medios tradicionales. Estas herramientas han facilitado la difusión de noticias no verificadas, muchas veces afectado la dignidad de las personas.

Lo vivimos a diario, estamos enfrentado dificultades financieras debido a la disminución de ingresos por publicidad. El público les cree más a las plataformas digitales, a la noticia sin confirmar, al amarillismo y a la falta de respeto para con los funcionarios; conllevando a una reducción en el financiamiento de los medios tradicionales, como periódicos y revistas.

También evidenciamos como el público ha cambiado drásticamente el consumo de la información. La preferencia por contenido breve y visual, como el que se encuentra en redes sociales, ha llevado a una disminución en la lectura de artículos más largos y profundos. Hoy, algunos se autodenominan periodistas porque son capaces de construir un texto de 240 palabras para X (antes Twitter).

Otro asunto que saca ronchas es la concentración de la propiedad de los medios en manos de unos pocos conglomerados. Banqueros, grupos económicos y políticos detrás de los medios conlleva a una cobertura sesgada y a la falta de representación de diferentes perspectivas.

Me preocupa, por ejemplo, la percepción de la gente acerca de la parcialidad o no de los medios, debido a que muchos están al servicio de intereses políticos o económicos, contribuyendo a una creciente desconfianza.

Y claro, la descontrolada evolución de la tecnología ha obligado a los medios a adaptarse. Los que no han logrado hacerlo, se han quedado atrás, llevando a su desaparición.

Pero, ¿qué hacer?

Debemos comenzar, desde la academia, orientando a los estudiantes a acercarse más cercana a las comunidades y dejando de lado el copy page o el uso desmesurado de la Inteligencia Artificial (IA).

Al conectarnos con la región, por ejemplo, los periodistas entenderán mejor los problemas y preocupaciones que enfrentan las personas. Entonces lograremos mayor cobertura y más relevancia de los temas a informar.

La cercanía a las comunidades facilita la inclusión de diversas perspectivas en las historias periodísticas y se construyen relaciones de confianza, permitiendo disposición de las personas a compartir sus historias y experiencias.

La nueva generación de comunicadores sociales debe adoptar enfoques de periodismo participativo, donde se involucre a la sociedad en la creación de contenido. Esto no solo la empodera, sino que también genera un sentido de pertenencia y relevancia.

Un periodista cercano a la comunidad protagoniza un papel más activo en la defensa de los intereses públicos. O sea, no solo será un contador de historias, también, con sus artículos, abogará por soluciones.

Nuestra tarea desde el aula

Estoy convencido que desde la academia se debe ofrecer una educación superior que fomente el pensamiento crítico, la innovación y la investigación.

A través de la investigación, las universidades pueden desarrollar soluciones prácticas a problemas sociales. Para ello, se debe trabajar en colaboración con comunidades y organizaciones para identificar necesidades y proponer estrategias efectivas.

Las universidades podemos involucrarnos en proyectos que beneficien a la comunidad, promoviendo el aprendizaje a través del servicio. También, implementar políticas que promuevan la inclusión y la diversidad en el ámbito académico, a fin de reducir las desigualdades.

En Europa se establecen alianzas interinstitucionales, tanto públicas como privadas, a fin de maximizar recursos y esfuerzos. En Colombia podemos crear programas conjuntos que aborden la precariedad de los medios de manera más efectiva.

Desde las universidades podemos abogar por políticas públicas que apoyen el desarrollo social y económico. Esto implica que académicos y estudiantes se involucren en el diálogo social y político.

Los docentes tenemos un papel crucial en el aula, si queremos una mejor generación de periodistas. Más allá de las evaluaciones y calificaciones, debemos preocuparnos por hacerlos más sensibles y más emotivos, estos dos aspectos será los que nos diferencie de la IA o le impida a la tecnología que nos saque del juego.

*Comunicador Social, Candidato MBA con concentración en Marketing Digital, Diplomado en Marketing Político y docente universitario.   

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Esta columna encierra el pensamiento del autor, en ningún caso es la posición de Río Grande.

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