Además de la intolerancia, alimentada por las riñas, hay que decir que el sicariato en Bucaramanga y en Santander ha cobrado en su mayoría víctimas entre los 15 y 24 años.
La tasa de homicidios en Santander ha experimentado un aumento significativo durante los últimos años: en 2023 fue de 18,54 por cada cien mil habitantes, equivalente a 427 casos de asesinatos.
La fría estadística, entregada por la propia Policía Nacional, se convirtió en la tasa más alta de los últimos tiempos en nuestro departamento.
De acuerdo con el programa Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos, BMCV, entidad que hizo el comparativo oficial, la región mantiene encendida la alerta en materia de inseguridad.
Para 2023 en Colombia, las cifras preliminares de Medicina Legal, registraron 29.373 muertes violentas, 5 % más que en el 2022. Del total de los casos, 48 % corresponde a presuntos homicidios.
Al revisar el comportamiento de las categorías de muertes violentas en los dos últimos años en Santander, la tasa de homicidios creció en 5,24.
Lo más grave es que tanto las víctimas como los agresores son, en su mayoría jóvenes, que oscilan entre las edades de 15 a 24 años.
En palabras de Johana Cárdenas Acevedo, directora del Programa BMCV, “es crucial que las autoridades tomen medidas para contrarrestar esa problemática, pero también que como comunidad fomentemos la tolerancia y el respeto”.
Para Julio César Acelas, experto en temas urbanos y de seguridad, “es preocupante ver cómo las riñas y las lesiones personales se desbordan por doquier, especialmente los fines de semana. Pero, desafortunadamente no sabemos a cabalidad cuáles son las causas de todo esto, ni las diferentes clases de asesinatos que se presentan, sobre todo en la ciudad”.