Entregan balance de visita al centro penitenciario.
La Veeduría Penitenciaria Nacional y la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos revelaron un panorama desolador tras su visita al establecimiento penitenciario El Pesebre, ubicado en el municipio de Puerto Triunfo, Antioquia.
Según indicaron los DD.HH; lejos de ser un centro de resocialización, El Pesebre se ha convertido en un caldo de cultivo para las violaciones a los derechos humanos de las personas privadas de la libertad (PPL), lo que le ha valido el macabro apodo de «la cárcel de la muerte».
Un hacinamiento inhumano en condiciones precarias
El hacinamiento es una de las principales problemáticas de El Pesebre. El centro carcelario, diseñado para albergar a 800 presos, actualmente alberga a 1.605, lo que significa que los PPL deben dormir en colchonetas deterioradas en el suelo, sin acceso a agua potable ni a las condiciones básicas de higiene. Esta situación se ve agravada por las altas temperaturas de la zona, con un promedio de 41°C y una humedad sofocante, convirtiendo la estancia en un tormento adicional para los internos.
La salud de los PPL en El Pesebre pende de un hilo. La atención médica es deficiente y tardía, y el acceso a medicamentos es prácticamente nulo. A esto se suma la deplorable alimentación, que no cumple con los requerimientos nutricionales básicos, y la presencia de enfermedades como la tuberculosis, que se propaga sin control debido al aislamiento de 23 presos en celdas de castigo.
Violencia, corrupción y drogas: un cóctel explosivo
El consumo de drogas al interior del penal es rampante, creando un ambiente de violencia e inseguridad constante. La corrupción por parte de algunos funcionarios del INPEC facilita el ingreso de sustancias prohibidas y propicia la impunidad ante las denuncias de los internos.
Entre las principales denuncias se encentraron:
Agua no potable para el consumo humano y la preparación de alimentos: Se observó el almacenamiento de agua no apta para el consumo en recipientes expuestos a la intemperie, lo que pone en grave riesgo la salud de los PPL.
Epidemia de enfermedades dermatológicas: Un número considerable de reclusos presenta afecciones en la piel, como alergias y brotes, debido a la falta de higiene y las condiciones precarias de las instalaciones.
Insuficiente atención médica: Las instalaciones médicas del centro penitenciario son totalmente inadecuadas para atender a la población carcelaria. Solo 15 profesionales de la salud se encargan de la atención de 1.605 PPL, lo que resulta claramente insuficiente para garantizar una atención médica digna y oportuna.