El presidente Gustavo Petro defendió su gestión en salud tras tres años de gobierno, resaltando la reducción en la mortalidad infantil y la implementación de un modelo preventivo. A través de discurso emocional y crítico a las EPS, plantea una transformación estructural centrada en la equidad y la vida.
Durante su intervención más reciente ante el Congreso, el presidente Gustavo Petro defendió con énfasis la reforma a la salud como uno de los pilares de su gobierno. A tres años de iniciado su mandato, y en medio de un ambiente polarizado, el mandatario presentó cifras, hizo reconocimientos y lanzó críticas.
Este informe analiza los puntos centrales de esta intervención, sus implicaciones en la política pública y la transformación estructural del sistema de salud en Colombia.
El legado del Sistema de 1993
Petro inició su discurso reconociendo que el sistema de salud, creado en 1993 bajo el modelo de aseguramiento y gestión de riesgo por parte de las EPS (Entidades Promotoras de Salud), logró disminuir indicadores críticos como la morbilidad y la mortalidad. Esta afirmación reconoce un legado que, pese a sus múltiples críticas, tuvo avances en cobertura y atención.
Sin embargo, la mirada retrospectiva sirve de antesala para contrastar el modelo actual, que Petro define como centrado en la “política de la vida”, con énfasis preventivo y comunitario, desmarcado del enfoque mercantilista que acusa al sistema de EPS.
Resultados en Primera Infancia
Uno de los hitos más enfatizados por el presidente fue la reducción en la mortalidad infantil por desnutrición, un logro atribuido al modelo preventivo implementado por el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo. Esta mención no fue casual: el vínculo con la experiencia de “Bogotá Humana” (2012–2015) refuerza la continuidad del enfoque territorial, interdisciplinario y social en salud.
El aplauso a Jaramillo refleja el respaldo al modelo comunitario, pero también establece un relato emocional: “esos bebés están vivos gracias a [él]”. La frase refuerza el discurso de que el Estado debe proteger la vida desde su etapa más vulnerable, conectando salud pública con justicia social.
Críticas, insulina y batallas políticas
El contrapunto no tardó. Desde la bancada del Centro Democrático, el senador Esteban Quintero interrumpió con la frase “hacen falta inyecciones de insulina”, crítica que remite a la escasez de medicamentos y problemas logísticos. Petro respondió en tono retador: “la oposición va a quedar con la voz más golpeada que la mía”.
Este intercambio muestra cómo la reforma a la salud se ha convertido en un campo de batalla ideológico: mientras el gobierno pone el énfasis en la prevención y la equidad, la oposición señala deficiencias operativas, especialmente en el suministro y distribución de medicamentos, gestionados anteriormente por las EPS.
Modelos Preventivo vs. Asegurador
La apuesta del gobierno Petro se centra en reemplazar el enfoque de aseguramiento por uno de atención integral territorial, a cargo de equipos comunitarios de salud. Este modelo, ya en marcha en varias regiones, busca reducir la fragmentación del sistema y acercar la atención al usuario.
Sus defensores apuntan a una mayor eficiencia en salud primaria, reducción de costos hospitalarios y mejoras en equidad. Los detractores, en cambio, advierten que, sin una infraestructura robusta, talento humano suficiente y mecanismos claros de financiación, el modelo puede colapsar ante la demanda nacional.
Las EPS y el sector farmacéutico
Petro volvió a cargar contra las EPS y el sector farmacéutico, acusándolos de “acaparar las medicinas”. Este señalamiento refuerza su narrativa de que el sistema priorizó el lucro sobre la salud. Sin embargo, la transición del modelo actual a uno estatal no ha estado exenta de dificultades: varios informes advierten sobre demoras en pagos a hospitales, desarticulación de redes y falta de interoperabilidad tecnológica.
La crítica al “acaparamiento” introduce otra dimensión: la geopolítica del medicamento. Petro ha mencionado anteriormente la necesidad de romper con monopolios internacionales y fortalecer la producción local, en línea con políticas de soberanía farmacéutica promovidas por países como Brasil o México.
Gobernar con sufrimiento
El presidente utilizó un tono emocional al afirmar que “sufre gobernando” y se diferencia de mandatarios anteriores “que se llenaban de lujos”. Este discurso posiciona la reforma como un acto de sacrificio personal y político, en el que se transita por el dolor con tal de lograr transformaciones profundas.
En términos de narrativa política, este enfoque busca generar empatía ciudadana, justificar las tensiones y reivindicar que el cambio verdadero conlleva fricción con los poderes establecidos.
Aunque Petro asegura que se han salvado “miles de vidas” gracias a la reforma, aún no se ha publicado un informe nacional consolidado que permita comparar estos datos con las series históricas. La evidencia parcial, derivada de programas piloto y experiencias regionales, necesita una validación científica y estadística que fortalezca el relato gubernamental.
El llamado a que “el pueblo decida” hacia final de año, sugiere que el presidente confía en la valoración ciudadana para legitimar su política, más allá de los indicadores técnicos.
¿Transformación o retórica?
La gestión en salud del presidente Petro representa una ruptura con el modelo vigente desde hace tres décadas, basada en principios como territorialidad, prevención y dignidad. La disminución en la mortalidad infantil, si bien significativa, necesita mayor documentación para consolidarse como argumento técnico.
En contraste, persisten desafíos: escasez de insumos, dificultades en la articulación institucional, críticas de gremios médicos y baja confianza en algunas regiones.
Petro ha apostado por una reforma que pone la vida en el centro, pero los resultados aún están en construcción. El reto más grande puede no ser técnico ni financiero, sino comunicativo: lograr que el ciudadano entienda, confíe y respalde un modelo que transforma la lógica de atención, sin sacrificar la cobertura ni la eficiencia.