Written by 12:30 am OPINIÓN

Bajo amenaza: el comercio en Barrancabermeja cercado por la extorsión

El miedo no puede seguir siendo el precio que pagan nuestros comerciantes por abrir sus puertas cada mañana. Lo que ocurre en el sector nororiental de Barrancabermeja no es un simple asunto de orden público: es una amenaza directa contra la dignidad del trabajo, contra la economía local y contra la vida misma.

Por: Diego Armando Pérez Mayorga |La criminalidad y la extorsión se han convertido en enemigos silenciosos, pero constantes, que afectan la estabilidad emocional, financiera y social de nuestras comunidades.

Recientemente, la Alcaldía Distrital, a través de la Secretaría de Seguridad y Convivencia, en coordinación con la Fuerza Pública, lideró un encuentro comunitario con los comerciantes. El objetivo: escuchar sus preocupaciones frente a los riesgos de extorsión, analizar la situación actual de seguridad y construir soluciones conjuntas. Aplaudo esa iniciativa porque demuestra que cuando el Estado se acerca a la gente y la escucha, puede tomar decisiones más acertadas y humanas.

Durante la jornada se anunciaron medidas concretas: patrullajes permanentes, instalación de cámaras de seguridad, botones de pánico, alarmas comunitarias, fortalecimiento del frente de seguridad local y el acompañamiento constante del Gaula militar y policial. Sin duda, estas acciones representan un alivio y una respuesta esperanzadora para quienes, durante meses o incluso años, han sentido que luchan solos contra las amenazas.

Sin embargo, no podemos quedarnos únicamente en los anuncios ni en la buena voluntad. Las estrategias de seguridad deben dejar de ser reactivas y fragmentadas para convertirse en políticas sostenidas, integrales y adaptadas a las dinámicas del delito.

De nada sirve concentrar todos los recursos en un solo sector si no se contempla el efecto de desplazamiento del crimen hacia otras zonas. ¿Qué nos garantiza que ahora, con el sector nororiental bajo vigilancia, los grupos delincuenciales no se trasladen a otros puntos del distrito o a sus periferias para seguir delinquiendo?

La delincuencia es dinámica. Cambia de lugar, de método y de objetivo con tal de seguir operando. Si el Estado no adopta un enfoque territorial integral, la intervención en el nororiente se convertirá en una simple cortina de humo. Por eso, es urgente que la administración distrital y las fuerzas de seguridad comprendan que la seguridad no puede ser sectorizada ni episódica: toda Barrancabermeja, incluyendo sus zonas rurales y periféricas – merece las mismas garantías y el mismo nivel de protección.

Pero no todo recae sobre las autoridades. También como sociedad debemos asumir nuestra responsabilidad. La denuncia ciudadana es la base para romper el círculo de silencio que permite que los criminales operen con impunidad.

Denunciar es un acto de valentía, sí, pero también es un acto de amor propio, de defensa de nuestra comunidad. En ese sentido, las líneas antiextorsión 165 y 147 habilitadas deben ser mucho más que canales telefónicos: deben ser herramientas eficaces, con personal capacitado, con respuesta inmediata y, sobre todo, con un seguimiento real a cada caso reportado. No puede pasar que quien denuncia termine expuesto o revictimizado por fallas institucionales.

En este contexto, también quiero resaltar el papel que debe jugar la tecnología como aliada. La instalación de cámaras y alarmas es apenas el primer paso. Necesitamos sistemas interconectados, monitoreados en tiempo real, con análisis predictivo y uso de inteligencia artificial para anticipar riesgos. La seguridad del siglo XXI no se puede basar únicamente en presencia física; debe incorporar soluciones modernas, eficientes y proactivas.

Del mismo modo, la articulación interinstitucional es fundamental. El boletín de prensa destaca la presencia del Gaula, del Ejército, la Policía y la Fiscalía. Ese trabajo conjunto es el que puede marcar la diferencia, siempre y cuando no se convierta en una competencia de poderes, sino en una cooperación verdadera. Los comerciantes necesitan respuestas, no excusas entre instituciones.

Insisto: proteger a quienes generan empleo, sostienen a sus familias con esfuerzo y dinamizan la economía local, no puede ser una opción, es una obligación del Estado. Es inadmisible que en pleno 2025, abrir un negocio implique más miedo que esperanza. No podemos permitir que la extorsión, la intimidación y el chantaje se conviertan en reglas del juego aceptadas por resignación.

Barrancabermeja tiene una gran oportunidad de convertirse en un modelo nacional de seguridad basada en la corresponsabilidad. Comunidad, institucionalidad y Fuerza Pública deben caminar juntas, no en paralelo. La clave está en no perder el impulso después del anuncio inicial, en no abandonar las estrategias cuando bajen los titulares, en no darle tregua al delito ni un solo día.

La seguridad no puede ser una promesa de campaña ni una reacción puntual ante hechos violentos. La seguridad debe ser un compromiso diario, integral y permanente, porque no hay libertad sin tranquilidad, ni desarrollo posible donde reine el miedo. Hoy más que nunca, debemos demostrar que, en Barrancabermeja, la vida, el trabajo y la esperanza valen más que cualquier amenaza.

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Vicepresidente junta directiva nacional Asociación Sindical de la Industria del Petróleo y Gas (Asopetrogas)

Esta columna encierra el pensamiento del autor, en ningún caso es la posición de Río Grande.

 

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