Written by 12:16 pm BARRANCABERMEJA, LOCAL

Barrancabermeja rinde homenaje a Diana Mora en el centenario de su natalicio

“Ahí está mi mamá, Diana Mora”, dijo uno de sus hijos al mostrar una vieja fotografía donde ella aparece sonriente, rodeada de niños y con un delantal floreado.

Así comenzó el emotivo acto con el que la familia Jiménez Mora conmemoró el centenario del nacimiento de una mujer que, aunque no fue figura pública ni artista reconocida, dejó una huella imborrable en la vida de sus hijos y en la memoria musical de Barrancabermeja.

Diana Mora nació en Las Conchitas, hija de Moisés Mora y Manuela Ortega. Desde pequeña conoció el desarraigo: se trasladó en barco a Bocas del Rosario siendo aún una niña. Fue en una fiesta de tamboras donde conoció a Escolástico, el hombre que sería su compañero de vida. “Ahí le pegó el primer beso —recordó uno de sus hijos— y luego se la sacó a vivir”. Juntos formaron una familia de doce hijos, todos músicos, y con nombres que comienzan con la letra “E”, como un sello distintivo del linaje que forjaron.

Una casa hecha de música

La pareja se instaló primero en el barrio La Campana, luego vivieron en la carrera 17 con calle 54, y finalmente compraron un ranchito en la carrera 21 No. 13-47, hoy carrera 20 No. 53-49. Fue allí donde Diana, sin proponérselo, sembró una escuela de música casera que marcaría a varias generaciones.

Cantaba mientras cocinaba, lavaba o arrullaba a sus hijos. Lo hacía con naturalidad, con dulzura, con fuerza. A menudo era acompañada por el mismo Escolástico, quien con su tambor marcaba el ritmo de sus improvisaciones. En esa cotidianidad musical nació la inspiración para lo que más tarde sería Las hijas de doña Diana, una agrupación formada por sus descendientes como un acto de memoria y agradecimiento.

Su voz nos guía

Durante la conmemoración del centenario, sus hijos recordaron cómo ella les corregía el tono, los animaba a cantar en público y les repetía que la música era un refugio. “Nuestra mamá fue maestra sin diploma, directora sin batuta y artista sin escenario”, dijeron con orgullo.

Uno de los momentos más emotivos fue la presentación de Las hijas de doña Diana en Enlace Televisión, donde interpretaron varias canciones tradicionales del repertorio familiar. La interpretación de Tres Golpes tocó fibras profundas y cerró con aplausos y lágrimas.

Una historia que trasciende

Vecinos y amigos también enviaron mensajes, compartieron fotografías y evocaron recuerdos de una mujer generosa, alegre y firme. Todos coincidieron en que su casa fue un lugar de puertas abiertas, donde se mezclaban los aromas del café, el eco de los cantos y el consejo sabio de una madre que sabía escuchar.

Diana Mora falleció en el año 2000, y Escolástico en 2007, ambos en Bucaramanga. Sin embargo, su historia quedó anclada en Barrancabermeja, donde aún resuenan las canciones que les enseñó a sus hijos. Su legado no está en libros, sino en el corazón de su familia y en la identidad sonora que ayudó a construir.

Hoy, su historia representa a muchas mujeres anónimas del Magdalena Medio que han criado hijos entre tambores y escasez, que han hecho del hogar un espacio de cultura viva, que han transmitido saberes sin necesidad de escenarios. Diana Mora, con su voz dulce y su carácter fuerte, se convirtió en símbolo de esas mujeres que hacen patria desde la cocina y el canto.

Al recordarla, sus hijos no hablan de ausencia. “Mi mamá sigue aquí —dicen—, en cada tambor, en cada canción, en cada consejo que nos dejó”. En el centenario de su natalicio, Barrancabermeja no solo la recuerda: la canta.

Visited 581 times, 1 visit(s) today
Cerca de