La Ciénaga San Silvestre, situada en Barrancabermeja, ha sido durante años un emblema de la riqueza ecológica del Magdalena Medio, un verdadero pulmón verde esencial para la región. Sin embargo, hoy se encuentra al borde de la devastación debido a la contaminación masiva que está afectando tanto sus aguas como su biodiversidad.
Por: Diego Armando Pérez Mayorga | Esta crisis, que ha ido empeorando con el tiempo, está principalmente vinculada a las actividades del relleno sanitario operado por la empresa Veolia, que se encarga del manejo de residuos en la zona.
Uno de los problemas más graves que enfrenta la ciénaga es el vertimiento de lixiviados, una sustancia tóxica que proviene de la descomposición de residuos sólidos. Estos lixiviados contienen metales pesados como el mercurio, que ha sido detectado en la Ciénaga de San Silvestre en niveles 25 veces superiores a los límites permitidos por las normativas ambientales colombianas. Este tipo de contaminación no solo afecta el agua, sino que también pone en peligro la salud de las personas que dependen de este recurso hídrico para su consumo y actividades diarias.
La Corporación San Silvestre Green, junto con varias organizaciones ambientales, ha denunciado en numerosas ocasiones que Veolia ha incumplido con las normativas de manejo ambiental. Según estas denuncias, la empresa habría vertido grandes cantidades de lixiviados sin el tratamiento adecuado en las aguas de la ciénaga, lo que ha provocado un desastre ecológico.
La situación ha sido reportada por los habitantes de Barrancabermeja, quienes han notado un aumento en enfermedades relacionadas con la contaminación, como el cáncer gastrointestinal, que afecta a una población vulnerable expuesta a las aguas contaminadas.
Los barranqueños han sido testigos de primera mano de cómo la ciénaga ha ido empeorando en los últimos años. Los vecinos que viven cerca de este ecosistema han notado que la calidad del agua ha caído drásticamente, lo que ha desencadenado una crisis de salud pública. Las quejas incluyen problemas gastrointestinales y respiratorios, que se sospecha son causados por la contaminación de las aguas de la ciénaga, resultado de los vertidos industriales.
Leonardo Granados, director de la Corporación San Silvestre Green, ha afirmado que la empresa Veolia está “envenenando el agua que consumimos todos los barranqueños”. Estas palabras reflejan la creciente preocupación en la comunidad, que observa cómo el deterioro de la ciénaga impacta no solo en el medio ambiente, sino también en la calidad de vida de quienes residen alrededor del humedal.
La comunidad ha denunciado que no solo la fauna y la flora han sufrido gravemente, sino que las consecuencias de la contaminación ya se están viendo en el aumento de enfermedades en la región. Este daño es un claro recordatorio de cómo el descuido de nuestros recursos naturales afecta directamente la salud pública y el bienestar de la población.
Frente a estas acusaciones, Veolia ha defendido sus prácticas, asegurando que el tratamiento de lixiviados se lleva a cabo conforme a la normativa y que las autoridades ambientales han dado su visto bueno a sus procedimientos. La empresa sostiene que los lixiviados son tratados a través de procesos de biorremediación y ósmosis inversa, y que se reutilizan para el riego interno en el relleno sanitario. Sin embargo, las quejas de la comunidad y los informes de organizaciones medioambientales indican que estos métodos no son suficientes y que la contaminación sigue siendo un problema serio.
Las autoridades ambientales locales, como la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS) y la Secretaría de Medio Ambiente de Barrancabermeja, han estado realizando algunas inspecciones. Durante una de estas visitas, se revisaron las celdas de disposición de residuos y los sistemas de tratamiento de lixiviados. Sin embargo, la falta de transparencia y la ausencia de respuestas contundentes ante las quejas de la comunidad han generado desconfianza entre los habitantes de Barrancabermeja.
El estado crítico de la Ciénaga San Silvestre plantea serias dudas sobre el futuro de este ecosistema. Los expertos advierten que, si no se toman medidas urgentes para mitigar la contaminación y restaurar la calidad del agua, este humedal podría desaparecer en las próximas décadas, lo que afectaría irremediablemente a la biodiversidad local y a las comunidades que dependen de él.
Una de las principales soluciones propuestas es implementar un plan de saneamiento integral que incluya la reforestación de las áreas afectadas, el control de los vertimientos de lixiviados y la rehabilitación de los cuerpos de agua contaminados. Además, es fundamental que se establezcan mecanismos de monitoreo y control más estrictos por parte de las autoridades ambientales, para asegurar que las empresas responsables cumplan con las normativas y no sigan poniendo en riesgo los recursos naturales.
Es crucial que el gobierno local, la comunidad y las empresas colaboren para encontrar soluciones sostenibles que garanticen la preservación de este valioso recurso natural. La Ciénaga San Silvestre no solo es un patrimonio ecológico, sino también una fuente de vida para las personas de Barrancabermeja. No podemos permitir que su destrucción continúe por la irresponsabilidad de unos pocos.
Lo que está ocurriendo en la Ciénaga San Silvestre no es solo un problema local; es un reflejo de una crisis ambiental más amplia que afecta a muchas otras regiones del país. La explotación irresponsable de los recursos naturales, el incumplimiento de las normativas ambientales y la falta de conciencia por parte de las empresas están poniendo en riesgo la salud pública y el bienestar de las generaciones futuras.
Es momento de que las autoridades ambientales tomen decisiones más contundentes, que la comunidad se una para defender su entorno, y que las empresas asuman su responsabilidad en la conservación del medio ambiente. El tiempo para actuar es ahora. La Ciénaga San Silvestre no puede esperar más.
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Vicepresidente junta directiva nacional Asociación Sindical de la Industria del Petróleo y Gas (Asopetrogas)