El acceso a los medicamentos es un derecho fundamental de todo ciudadano y un pilar esencial del sistema de salud. Sin embargo, en Colombia, este derecho se ve amenazado por fallas estructurales que han desembocado en un alarmante desabastecimiento.
Por: Diego Armando Pérez Mayorga | La reciente auditoría a una bodega de Audifarma en Bogotá, donde se encontraron 113.000 unidades de insulina almacenadas mientras pacientes con enfermedades crónicas padecían su ausencia en los puntos de dispensación, ha desatado una tormenta política y expuesto con crudeza las falencias en la cadena de suministro de medicamentos.
No se trata de un hecho aislado. La Superintendencia de Salud reveló que, de una lista de 22 medicamentos esenciales, al menos ocho tenían inventario suficiente en bodega, pero no llegaban a los pacientes. Fármacos cruciales para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, oncológicas y antibacterianas se encontraban retenidos sin explicación clara, mientras las personas afectadas recorrían farmacias sin obtener sus prescripciones.
El presidente Gustavo Petro ha sido enfático en denunciar lo que podría considerarse un acaparamiento injustificado de medicamentos, ordenando la distribución inmediata de los lotes retenidos y sugiriendo allanamientos adicionales en busca de más irregularidades. Detrás de este episodio, no obstante, yace un problema estructural de fondo: la ausencia de un sistema de control eficiente que garantice una distribución equitativa y oportuna de los medicamentos.
Los gestores farmacéuticos argumentan que la crisis responde a factores externos como la escasez global de insumos y dificultades logísticas. Si bien estos factores pueden influir, resultan insuficientes para justificar el hallazgo de fármacos esenciales almacenados sin ser distribuidos. La falta de transparencia y la deficiente supervisión sobre estos intermediarios han permitido que el problema persista, afectando a los pacientes que dependen de estos tratamientos para su supervivencia.
El superintendente de Salud, Giovanny Rubiano García, calificó de “incoherente” la situación y exigió a Audifarma distribuir los medicamentos en un plazo máximo de 24 horas. Sin embargo, este tipo de acciones reactivas, aunque necesarias, no resuelven el problema de fondo. Es fundamental implementar sanciones ejemplares para quienes incumplan con las normativas y establecer mecanismos de supervisión más estrictos que garanticen la entrega oportuna de los medicamentos a los pacientes.
Mientras las autoridades se debaten en inspecciones y órdenes de distribución de emergencia, los verdaderos afectados siguen siendo los pacientes. Las personas con diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer no pueden darse el lujo de esperar decisiones burocráticas. La incertidumbre y la angustia de no saber si podrán acceder a sus tratamientos son realidades que no pueden seguir normalizándose.
Además, el sistema de salud en su conjunto se ve sobrecargado cuando los pacientes no reciben sus medicamentos a tiempo, ya que esto genera complicaciones médicas que terminan por aumentar la presión sobre hospitales y unidades de emergencia. La falta de acceso oportuno a medicamentos esenciales no solo deteriora la calidad de vida de los pacientes, sino que también incrementa los costos para el sistema de salud, convirtiéndose en un problema que afecta a toda la sociedad.
¿Qué se puede hacer?
Para solucionar esta crisis de manera efectiva, es necesario adoptar medidas de corto, mediano y largo plazo. A corto plazo, es imprescindible establecer mecanismos de distribución más eficientes, asegurar la entrega inmediata de los medicamentos disponibles y sancionar a quienes obstaculicen el acceso de los pacientes a sus tratamientos.
A mediano plazo, se debe fortalecer la regulación y supervisión de los gestores farmacéuticos, asegurando una mayor transparencia en la administración de inventarios. La implementación de plataformas tecnológicas que permitan monitorear en tiempo real la disponibilidad y distribución de medicamentos sería un paso clave para evitar futuros episodios de desabastecimiento injustificado.
A largo plazo, Colombia necesita una reforma estructural en su modelo de abastecimiento de medicamentos. Es fundamental mejorar los procesos de adquisición, eliminar intermediarios innecesarios y garantizar que los recursos destinados a la salud se utilicen de manera eficiente y sin intereses particulares de por medio. Solo con una visión a largo plazo será posible construir un sistema de salud que realmente proteja a los ciudadanos y garantice su derecho a un tratamiento digno.
La crisis de desabastecimiento de medicamentos en Colombia es un problema que no puede ser ignorado ni reducido a una mera disputa política. Se requiere una respuesta integral y coordinada entre el Gobierno, los gestores farmacéuticos y las entidades de control para garantizar que los ciudadanos tengan acceso a los tratamientos que necesitan. La salud no puede ser tratada como un asunto secundario ni quedar a merced de ineficiencias y especulaciones.
Es hora de que las autoridades actúen con determinación y establezcan un sistema de distribución de medicamentos que realmente priorice el bienestar de los colombianos. La indignación debe traducirse en soluciones concretas y sostenibles que eviten que esta crisis se repita en el futuro. Si no se toman medidas inmediatas y estructurales, el país seguirá enfrentando emergencias sanitarias que pudieron haber sido prevenidas con una mejor gestión y mayor compromiso con el derecho a la salud.
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Vicepresidente junta directiva nacional Asociación Sindical de la Industria del Petróleo y Gas (Asopetrogas)