No hay que ser filósofo para analizar la realidad Barranqueña actual, y que se requiere transformarla.
Por: Hugo Hernando Bernal Vallejo | Necesitamos un trabajo serio sobre nuestra historia, para encontrar sus contradicciones internas, para ser evaluadas, y exteriorizar sus coherencias. Lo primero, es identificar las fuentes de información apriorísticas y empíricas. No es una mera labor exegética, sino integral y sistémica; teoría y praxis, para tener una visión del mundo donde la realidad material es el punto de partida, para cualquier análisis o interpretación, dentro del materialismo dialectico.
En Barrancabermeja, no solo se requiere pensar el pensamiento, sino, en pensar la realidad. La tradición no es un mármol frio del pasado, sino que puede actualizarse. Nos enfrentamos a una verdadera batalla cultural, desconociendo el sentido común de los habitantes del Distrito Especial.
Requerimos un norte téorico-práctico para transformar la Barranqueñeidad.
La historia es un producto humano, del quehacer diario de los habitantes de Barrancabermeja. El Barranqueño y los residentes, son seres humanos que hacen la historia, y por ello, pueden cambiar la realidad en la que viven.
Antonio Gramsci sostuvo: «La historia como acaecimiento es pura actividad práctica», es decir, la voluntad colectiva, produce transformaciones en el nivel económico y también en el cultural, el intelectual y el moral.
Si, el barranqueño tiene conciencia de su historia individual y colectiva como creación de su propia humanidad, cambiará su indiferencia por su tierra natal. El nacido en Barrancabermeja, en primera instancia, es el protagonista de su historia.
Después del análisis de la realidad de ayer, sigue el análisis de la realidad de hoy, para construir la realidad del mañana; sin entrar en disputas económicas o política. Lo que determina la acción política, es la interpretación que se dé de la realidad Barranqueña en su línea de tiempo.
El sujeto político, es decir, el ciudadano que habita la tierra de Pipatón, está esencialmente ligado a la acción política, que orienta su ideología, materializa sus intereses y enmarca su lucha, no por lo que quiere individualmente, sino por lo que necesita la población que habita en Barrancabermeja.
Se podría decir, que la política es una batalla intelectual, cultural y moral motivada por el sentido común, que serían las manifestaciones culturales que nacen de la realidad del pueblo y de la interpretación que hacemos de ella. Toda batalla, implica una lucha de interpretaciones sobre la realidad cultural, donde algunos la quieren imponer sobre otros, a través de mensajes o contenidos en los medios de comunicación tradicionales o redes sociales.
Hoy, básicamente, la sociedad es un campo de batalla por la conquista de la atención de la población; y las armas de los ciudadanos es el voto para elegir. En este orden de ideas, la lucha cultural es una verdadera guerra de posiciones. En últimas, el vencedor impone una visión nueva de sociedad Barranqueña, difundiéndola a través de un trabajo cultural, en la promoción de una educación popular construyendo nuevos sentidos; y criterios de vida social y de la acción política. En último lugar, establece normas de vida, que se materializan en acciones prácticas del día a día.
Por superar el sentido común hay que dialogar con la cultura popular, que es el alma de un pueblo, para conocer los puntos críticos, para cambiarlos por una concepción de Barrancabermeja que defienda lo común o intereses colectivos que, requiere trabajo a partir de los miembros de toda la comunidad, sin distinción de clase o estrato económico o académico.
Sustituir una vieja concepción del egoísmo, en la realidad Barranqueña, la competencia desleal, la destrucción de la biodiversidad, requiere deshacer analíticamente la estructura político-social actual y sustituirla por una nueva soportada en valores prácticos, siempre aprendiendo de la tradición y costumbres que, a través de los años, se ha consolidado como la idiosincrasia Barranqueña, individual o colectiva, denominada Barranqueñeidad.
La problemática que se vive, históricamente en el Distrito Especial, es la contienda por el poder y por administrar el patrimonio público; y, la geografía Barranqueña es el campo de batalla ideológica por la obtención del consentimiento y el consenso con una razón y finalidad: los habitantes de Barrancabermeja, que debe recoger todos los intereses que identifique a todos los Barranqueños y residentes.
Como expresé en el principio de la columna:
No hay que ser filósofo para analizar la realidad Barranqueña actual, y que se requiere transformarla
pero si debemos pensar como filósofos, haciendo gala de la racionalidad centrada en Barrancabermeja.
La enseñanza de la filosofía ha perdido importancia en la educación escolar, y su importancia, está en manos de los educadores. Necesitamos Barranqueños que busquen desentrañar los fundamentos de las creencias, de las percepciones del entorno social y las suposiciones sobre la realidad Barranqueña. El objetivo es que cada habitante de Barrancabermeja tenga una comprensión clara y profunda de la Barranqueñeidad.
Los habitantes del Distrito Especial Portuario, Biodiverso, Industrial y Turístico, son Barranqueños, y su dinámica y alcances, es entender la realidad Barranqueña. Pensar como filósofo, sin serlo, es una herramienta esencial para el desarrollo del pensamiento crítico y la comprensión profunda de diversas áreas de las necesidades sociales de la tierra natal.
La vida contemporánea exige respuestas que deben buscarse en el pasado, para corregir lo malo y promover lo bueno. Pensar con raciocinio y no tragar entero, es buscar el orden entre el caos.
Hegel, planteó en la lógica, la dialéctica en su triple relación: “la Idea”, “la Idea para sí misma” y “la Idea que se piensa a sí misma”. Personalmente, la interpretaría como el concepto ideal que tenemos de Barrancabermeja; hacerla real y que la realidad sea el concepto que se elucubró.
La ignorancia, el orgullo y el egoísmo enceguece las acciones. El conocimiento de quienes somos, donde pertenecemos y para donde vamos aumenta la auto estima y la confianza para transformar la Barranqueñeidad.
Para alcanzar los objetivos propuestos como el futuro de Barrancabermeja, no es “a pesar de los otros”, sino “unidos con los otros”.
Para sintetizarte, pensar como filósofos, tener confianza en sí mismo, y confiar en los demás, es la única forma de que los sueños se vuelvan realidad.
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*Abogado, periodista, letrista y gestor cultural.
Esta columna encierra el pensamiento del autor, en ningún caso es la posición de Río Grande.