Written by 12:05 am OPINIÓN

Barrancabermeja: un espejo de la representación política que no llega

“Tienes que votar: vota, vota, vota. No hay más, es la manera como avanzamos”
Michelle Obama

 Por: Alberto Cotes Acosta | Barrancabermeja cuenta con un potencial electoral cercano a los 130.000 votantes efectivos. Esa cifra, en términos políticos, equivale a la posibilidad real de obtener al menos una curul en el Senado y, con un ejercicio de organización y disciplina ciudadana, incluso dos. En otras palabras, la capital petrolera de Colombia podría tener voz propia y decisiva en las discusiones nacionales que afectan su desarrollo económico, social y ambiental.

Pero la realidad ha sido distinta. En las últimas elecciones, los votos de los barranqueños se dispersaron entre decenas de candidatos. Hubo sufragios prácticamente para todas las listas al Senado, lo que fragmentó el caudal electoral y dejó a la ciudad sin representación directa en el Congreso. Esa dispersión le resta fuerza a un municipio que, por historia y por peso económico, debería ser protagonista en la política nacional.

Lo que sucede en Barrancabermeja es un reflejo de un problema más amplio: la incapacidad de las regiones para unificar criterios y elegir liderazgos propios. Mientras tanto, otros territorios con menor número de votantes, pero con disciplina política, logran llevar a sus candidatos al Congreso y asegurar que sus intereses se defiendan desde el centro del poder.

El vacío de representación tiene consecuencias claras. Barrancabermeja, ciudad clave para la industria petrolera, debería estar liderando debates sobre transición energética, inversión social y empleo digno. En cambio, depende de congresistas que muchas veces no conocen la realidad local o que responden a las viejas maquinarias políticas, esas que buscan votos en época electoral y luego desaparecen.

La gran tarea ciudadana es entonces evidente: dejar atrás la dispersión y votar con conciencia. Si los barranqueños —y, en general, los electores de todas las regiones— siguen favoreciendo a quienes hacen parte de las mafias políticas o de intereses particulares, la ciudad continuará sin voz propia y con un futuro condicionado por decisiones ajenas.

El país necesita un Congreso distinto, conformado por personas que provengan de la ciudadanía organizada, de los liderazgos sociales, de la academia; hombres y mujeres independientes, capaces de legislar con transparencia y compromiso real por el bien común.

La pregunta es inevitable: ¿queremos un Congreso que siga siendo un club de poderosos al servicio de sí mismos, o un espacio donde la voz ciudadana realmente cuente? La respuesta está en las urnas, y en ciudades como Barrancabermeja esa decisión será determinante.

Organizar el voto no es solo un reto político: es un acto de dignidad democrática. Barrancabermeja puede demostrar que cuando la ciudadanía se une, la política se transforma. Lo que está en juego no es simplemente una curul en el Senado, sino la posibilidad de que la ciudad, y con ella tantas regiones olvidadas, logren representación auténtica en el Congreso de la República.

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Arquitecto, especialista en evaluación y gerencia de proyectos, especialista en gerencia e interventoría de obras.

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Esta columna encierra el pensamiento del autor, en ningún caso es la posición de Río Grande.

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