“La Voz de Todos”, conducido por Pipe Córdoba, es un espacio plural que impulsa el diálogo ciudadano, la transparencia institucional y el pensamiento crítico. Desde la Contraloría hasta el micrófono, su legado inspira una nueva forma de liderazgo ético y participativo.
En un país donde la confianza institucional suele tambalearse, “La Voz de Todos” irrumpió como un espacio de conversación honesta, plural y profundamente pedagógica. Bajo la conducción de Pipe Córdoba, el programa se convirtió en un laboratorio cívico donde las voces marginadas, los expertos incómodos y los líderes comunitarios encontraron micrófono, escucha y resonancia.
Cada emisión de “La Voz de Todos” es más que una entrevista: fue una clase magistral de ciudadanía. Córdoba, con su estilo directo pero reflexivo, logró articular diálogos entre académicos, campesinos, jóvenes emprendedores, líderes indígenas, auditores públicos y hasta exfuncionarios críticos del sistema. No había guion rígido, pero sí una brújula ética: la búsqueda de soluciones concretas y el desmontaje de narrativas excluyentes.
Entre los invitados más memorables se destacan:
María del Pilar Gómez, lideresa ambiental del Cauca, quien denunció el abandono estatal y propuso modelos de gobernanza territorial; Carlos Andrés Rueda, auditor fiscal, que explicó con claridad cómo operan las redes de corrupción en contratación pública y estudiantes de universidades públicas, que debatieron sobre el futuro del país desde la perspectiva de la innovación social.
Cada episodio cierra con una sección llamada “El legado compartido”, donde se sintetizaban las enseñanzas clave y se proponían acciones ciudadanas concretas.
De la Contraloría a la conciencia nacional
Antes de convertirse en referente mediático, Pipe Córdoba dejó una huella profunda en la Contraloría General de la República. Su gestión se caracterizó por la implementación del sistema de auditoría participativa, que permitió a veedurías ciudadanas acceder en tiempo real a los informes de fiscalización.
Además, la creación del Observatorio de Impacto Fiscal Regional, una herramienta que visibilizó las brechas presupuestales entre departamentos y municipios.
Y, la depuración de contratos opacos, que llevó a la cancelación de más de 300 convenios interadministrativos sin justificación técnica.
Su enfoque no fue solo técnico, sino pedagógico: convirtió la fiscalización en un ejercicio de formación ciudadana, con boletines explicativos, infografías y talleres en colegios y universidades.
¿Un escenario presidencial?
“La Voz de Todos” no solo consolida a Córdoba como comunicador estratégico, sino como figura política con visión de país. Su discurso no se basa en promesas, sino en diagnósticos rigurosos y propuestas viables. El programa ha sido leído por muchos como una plataforma de campaña no convencional, donde el electorado se forma antes de decidir.
Su eventual candidatura presidencial se perfila como una apuesta por la transparencia, la pedagogía política y la descentralización efectiva. No busca polarizar, sino convocar. No se presenta como salvador, sino como facilitador de procesos colectivos.
Legado y proyección
“La Voz de Todos” deja una enseñanza clara: el país no necesita más monólogos, sino diálogos transformadores. Pipe Córdoba ha demostrado que es posible hacer política desde la escucha, la evidencia y la ética pública. Su paso por la Contraloría y su rol como conductor de este programa lo posicionan como uno de los pocos líderes capaces de articular técnica, sensibilidad social y visión estratégica.
Si el país decide escucharlo más allá del micrófono, quizás estemos ante una nueva forma de liderazgo: uno que no grita, sino que amplifica.