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Disputa amazónica revive fantasmas limítrofes entre Colombia y Perú

Alerta territorial en el Amazonas: Colombia denuncia apropiación de isla por parte del Perú. Petro traslada ceremonia patriótica a Leticia como gesto político. Cancillerías cruzan protestas. La disputa revive tensiones históricas y desafía acuerdos limítrofes vigentes.

La isla de Santa Rosa, ubicada en la triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil, ha sido objeto de atención creciente debido a su cercanía con Leticia y su transformación geográfica. Según la Cancillería colombiana, esta formación de tierra surgió después de los acuerdos limítrofes de 1929 y, por tanto, no ha sido asignada a ningún país de manera oficial.

El detonante de la crisis fue la promulgación, el pasado 3 de julio, de la Ley de Creación del Distrito de Santa Rosa de Loreto, aprobada por el Congreso peruano. Esta norma establece la jurisdicción peruana sobre la isla y busca “fortalecer la presencia del Estado, mejorar la provisión de servicios públicos y consolidar la soberanía en una zona crítica de frontera internacional”.

En un mensaje publicado en la red social X, el presidente Gustavo Petro anunció que la conmemoración del Día del Ejército Nacional, tradicionalmente celebrada en el Puente de Boyacá, se realizará este año en Leticia.

“La conmemoración de la independencia nacional se traslada a Leticia porque el gobierno del Perú ha copado un territorio que es de Colombia y ha violado el Protocolo de Río de Janeiro”, escribió el mandatario.

Petro advirtió que esta acción “unilateral y violatoria” podría hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico, afectando su vida comercial y estratégica. “Han aparecido islas al norte de la línea más profunda del río Amazonas, y el gobierno del Perú acaba de apropiárselas por ley”, denunció.

¿Se terminó la diplomacia?

La Cancillería colombiana emitió un comunicado en el que reafirma que la isla Santa Rosa “no ha sido asignada al Perú” y que cualquier decisión sobre su soberanía debe ser producto de un acuerdo bilateral.

“Durante años, Colombia ha sostenido la necesidad de realizar el trabajo binacional para la asignación de islas”, señala el texto.

El congresista Juan Carlos Losada, del Partido Liberal, expresó desde Lima que “las relaciones binacionales deben conducirse por la vía diplomática y no por una conversación pública en redes sociales”.

Por su parte, el exdirector de Soberanía Territorial, Diego Cadena, recordó que en 2024 ya se había advertido sobre una “ocupación irregular” de la isla por parte de Perú.

La Cancillería peruana respondió con una nota de protesta en la que rechaza “enérgicamente” las declaraciones del gobierno colombiano.

Según el comunicado oficial, Perú ejerce “legítima y legalmente” soberanía sobre la isla Santa Rosa desde hace más de un siglo, conforme al Tratado Salomón-Lozano de 1922 y los trabajos de demarcación posteriores.

Javier González-Ochoa, excanciller peruano, calificó el mensaje de Petro como “provocador” y aseguró que la frontera está claramente establecida. “El tratado puso fin a un prolongado conflicto territorial entre ambas naciones”, afirmó en una emisora local.

La legisladora peruana Ruth Luque, del Bloque Democrático Popular, pidió activar la diplomacia y llamó la atención sobre el abandono estatal en zonas fronterizas. “Ojalá que la discusión diplomática ponga como centro las reales necesidades de estas zonas donde crecen las economías ilícitas transfronterizas”, declaró.

Ambos países habían constituido la Comisión Mixta Permanente para la Inspección de la Frontera Colombo-Peruana (Comperif), encargada de revisar y asignar las islas surgidas después de 1929. Sin embargo, el proceso se paralizó tras la promulgación de la ley peruana.

Colombia ha solicitado la reactivación urgente de la comisión y ha enviado notas de protesta formales. Mientras tanto, el gobierno de Dina Boluarte se encuentra en una gira por Asia, lo que ha limitado las respuestas oficiales en tiempo real.

¿Quién tiene la razón?

La isla Santa Rosa alberga a unos 3.000 habitantes dedicados principalmente al comercio. Su ubicación estratégica frente a Leticia y Tabatinga (Brasil) la convierte en un nodo clave de tránsito y actividad económica. Sin embargo, su estatus jurídico ha sido objeto de controversia desde hace décadas.

En 2024, durante el Festival de la Confraternidad Amazónica, un diplomático colombiano denunció una “ocupación” peruana de la isla, lo que generó una nota de protesta de Lima. En ese entonces, Bogotá ofreció disculpas y la crisis se resolvió rápidamente.

El Protocolo de Río de Janeiro, firmado en 1934, establece que la frontera entre Colombia y Perú en el Amazonas debe seguir la línea más profunda del río. Sin embargo, el surgimiento de nuevas islas por cambios morfológicos ha generado vacíos legales y disputas sobre su asignación.

Según expertos como Óscar Vidarte, internacionalista de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la ley peruana fue una reacción a la crisis del año pasado. “El incidente dejó una espina en Perú, una alerta de que en Colombia empieza a darse esa versión de que Santa Rosa es colombiana”, explicó.

Se reviven fantasmas históricos

La controversia por la isla Santa Rosa no solo pone a prueba los mecanismos diplomáticos entre Colombia y Perú, sino que también revive el recuerdo del conflicto de Leticia de 1932-1933, el único enfrentamiento bélico entre ambos países. En ese entonces, la ocupación de Leticia por ciudadanos peruanos desencadenó una guerra que terminó con la firma del tratado de paz en Río de Janeiro.

Hoy, casi un siglo después, el río Amazonas vuelve a ser escenario de tensiones. La decisión de Petro de trasladar la conmemoración de la independencia a Leticia es más que un gesto simbólico: es una declaración política que busca visibilizar una disputa territorial que, según Colombia, amenaza su soberanía y su acceso al río más caudaloso del mundo.

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