El presidente Gustavo Petro reconoció en el Congreso que aún no se alcanza la paz total, aunque destacó la reducción de delitos comunes, el aumento del presupuesto policial (22%) y la incorporación de 14.139 uniformados. Alertó sobre el control criminal extranjero en zonas cocaleras y reiteró su integridad frente a acusaciones.
Durante su intervención ante el Congreso este domingo, el presidente Gustavo Petro abordó con franqueza el tema de la seguridad nacional y el anhelo de la paz total, reconociendo que, a pesar de los avances alcanzados en diversos frentes, este objetivo aún no se ha consolidado plenamente.
“Este gobierno no ha logrado la paz total”, declaró con contundencia, abriendo paso a un balance crítico y a la presentación de indicadores que reflejan tanto progresos como preocupaciones latentes en materia de seguridad.
Aumento presupuestal en seguridad
El jefe de Estado indicó que varios delitos han disminuido de forma significativa en el último año, entre ellos las lesiones personales, el hurto y la violencia intrafamiliar, aunque no precisó cifras detalladas de cada uno. Esta disminución, según dijo, está vinculada al fortalecimiento institucional de los organismos de seguridad.
En ese sentido, destacó que el presupuesto de la Policía Nacional se ha incrementado en un 22% frente al asignado en el gobierno anterior, lo que ha permitido una expansión en la capacidad operativa de la institución.
De acuerdo con lo expuesto, la fuerza pública ha sido reforzada con la incorporación de 14.139 nuevos uniformados, lo que representa un esfuerzo por mejorar la cobertura territorial y la respuesta ante situaciones de riesgo.
Este crecimiento, además de ampliar la presencia del Estado en zonas urbanas y rurales, busca generar confianza ciudadana en el accionar policial y en las políticas de prevención.
El reto del homicidio
Sin embargo, el mandatario fue enfático en reconocer que el homicidio, uno de los indicadores más sensibles de la seguridad ciudadana, no ha disminuido en Colombia.
“En Colombia, la mayoría del país está en paz”, argumentó, señalando que 662 municipios del país no registran homicidios, lo que representa un avance significativo en comparación con años anteriores.
Este dato evidencia que, si bien persisten focos de violencia, la mayor parte del territorio nacional ha logrado mantenerse al margen de los asesinatos como expresión extrema del conflicto.
Petro subrayó que este logro es mérito del esfuerzo conjunto entre gobiernos locales, comunidad organizada y fuerza pública, e insistió en que la narrativa de inseguridad generalizada no se corresponde con la realidad estadística en vastas regiones del país.
Narcotráfico, frontera y soberanía
Otro de los puntos críticos abordados por el presidente fue el control territorial en las zonas de cultivos ilícitos, particularmente aquellas cercanas a las fronteras. “Quienes controlan el territorio colombiano en las zonas de cultivo de coca son extranjeros”, aseguró, advirtiendo sobre una preocupante pérdida de soberanía en regiones estratégicas.
Esta denuncia apunta a la presencia de estructuras transnacionales del crimen que, según Petro, ya no operan como mafias convencionales sino como “multinacionales del crimen”, capaces de incidir en dinámicas geopolíticas y de seguridad.
El mandatario reiteró que “nunca debimos haberle enfrentado las fronteras a la mafia”, y manifestó que actualmente no solo se trata de grupos ilegales locales, sino de actores extranjeros con capacidad logística, financiera y militar.
Esta caracterización abre la discusión sobre el papel de Colombia en el escenario internacional de lucha contra el narcotráfico, así como sobre las estrategias integrales para recuperar el control efectivo de la frontera y proteger la soberanía nacional.
Presuntas conspiraciones
En un pasaje que mezcló denuncia y cautela, el presidente hizo referencia a una supuesta junta del narcotráfico en Dubái, y sugirió que los autores intelectuales del atentado contra el senador Miguel Uribe “viven en Dubái”.
No obstante, fue categórico al señalar que “no podía meterse en ese tema porque es materia de investigación penal con otra competencia”.
Este límite entre la información política y la autonomía judicial fue respetado, pero la mención dejó abierta la preocupación sobre redes internacionales que podrían estar operando contra líderes políticos colombianos.
Integridad personal
Petro también defendió su trayectoria personal frente a acusaciones de corrupción. “Tanto que dicen, ese Petro es un ladrón; no me he robado un solo peso desde que tengo una carrera política legal, y cuando tenía una carrera política ilegal tampoco me robé un peso”, expresó. Esta declaración busca fortalecer su imagen ante los cuestionamientos públicos y reafirma el discurso de transparencia que ha sostenido en diversos escenarios.
El mensaje presidencial, aunque marcado por la admisión de límites, plantea una narrativa de resiliencia institucional y apunta al fortalecimiento progresivo de la seguridad nacional a través de datos concretos.
El contraste entre la reducción de delitos comunes, el aumento presupuestal en la Policía, y el estancamiento en el indicador de homicidios, deja ver una agenda que requiere ajustes focalizados y cooperación interinstitucional.
Asimismo, el énfasis en la soberanía frente al narcotráfico trasnacional invita a repensar las alianzas internacionales, las políticas fronterizas y el papel de Colombia en la geopolítica del crimen organizado.
La mención de Dubái como escenario de conspiración y refugio criminal, aunque sujeta a investigaciones, introduce un componente global al debate interno sobre seguridad.