Se busca crear conciencia sobre la importancia de preservar la biodiversidad urbana y el valioso patrimonio natural que representan en la región.
En el marco de la conmemoración del Día de la Biodiversidad, que se celebra el 22 de mayo, la Secretaría de Ambiente y Transición Energética invita a los barranqueños a proteger y admirar de manera respetuosa las cuatro especies nativas que habitan en las 4,5 hectáreas que comprenden el sector del Cristo Petrolero, que son: la iguana, el chigüiro, la babilla y la garza real, esta última que se encuentra en periodo de anidación por estos días.
Juan Vásquez, funcionario de esta sectorial, explicó que el primer periodo de anidación de la garza real (Ardea alba), que ha convertido el Malecón del Cristo Petrolero en uno de sus principales refugios naturales, se da entre mayo y junio. Esta especie emblemática se encuentra en un proceso clave para su conservación: la construcción de nidos, la incubación de huevos y el cuidado de sus crías. Cualquier perturbación durante este periodo puede poner en riesgo la supervivencia de estas aves nativas de la región y alterar su delicado equilibrio ecológico.
“Precisamente, la babilla coincide con el segundo periodo de la garza real, que es entre agosto y septiembre; y entre diciembre, enero y febrero se están presentando las primeras eclosiones de los especímenes de babilla del próximo año. Barrancabermeja es conocida por sus condiciones climáticas claves, para el desarrollo de la biodiversidad”, indicó el funcionario.
Consciente de la importancia de este espacio de alto interés para la biodiversidad local, durante el periodo de Gobierno se ha adelantado dos jornadas de siembra, con 60 árboles y 40 plantas ornamentales, en los alrededores de la ciénaga Miramar. Esto permitirá, a futuro, generar un robusto bosque para esta especie y otras más que habitan en este lugar.
Este llamado tiene como objetivo crear conciencia sobre la importancia de preservar la biodiversidad urbana y el valioso patrimonio natural que representan estas aves. La garza real, además de ser un símbolo de la belleza de nuestro entorno barranqueño, cumple una función fundamental en el ecosistema.
