El primero de mayo, Día Internacional del Trabajo, resonó en las calles de Barrancabermeja con una fuerza particular este año.
Por: Letty Carranza | No fue solo la tradicional conmemoración de las luchas históricas de la clase obrera, la reivindicación de derechos laborales y la exigencia de mejores condiciones de vida. En esta ocasión, la marcha tuvo un eco adicional, un latido político que se nutrió de la reciente y masiva movilización en favor de la consulta popular. La capital petrolera, históricamente un epicentro de la organización sindical y la protesta social, demostró una vez más su capacidad para entrelazar la memoria obrera con las aspiraciones presentes de participación ciudadana.
La jornada del primero de mayo comenzó como siempre lo ha hecho en Barrancabermeja: con la efervescencia de los sindicatos, las organizaciones sociales y los trabajadores de diversos sectores. Las pancartas ondeaban al viento, portando consignas que recordaban las históricas batallas por las ocho horas de trabajo, el salario justo, la seguridad laboral y la dignidad. Las voces se alzaban en cánticos que denunciaban la precarización laboral, la informalidad rampante y la falta de oportunidades para muchos jóvenes. En cada rostro se reflejaba la herencia de generaciones de luchadores que han defendido con tenacidad sus derechos en una ciudad marcada por la industria petrolera y sus complejas dinámicas sociales y económicas.
Sin embargo, este primero de mayo tuvo un matiz distintivo. La reciente ola de movilización en favor de la consulta popular, un clamor ciudadano por ser escuchados en decisiones cruciales para el futuro del territorio, impregnó el ambiente. La masiva participación en las marchas previas había dejado una huella imborrable, demostrando la voluntad de un pueblo que anhela ser protagonista de su propio destino. Así, la tradicional marcha obrera se vio enriquecida por la presencia de ciudadanos que, más allá de sus reivindicaciones laborales específicas, compartían un anhelo común de participación y democracia directa.
La consulta popular, en su esencia, representa una herramienta de empoderamiento ciudadano. Es la posibilidad de que la voz del pueblo sea tenida en cuenta en asuntos de vital importancia, como la gestión de los recursos naturales, el desarrollo territorial y las políticas públicas que impactan directamente sus vidas. En Barrancabermeja, una ciudad que ha experimentado de cerca los altibajos de la industria petrolera y las decisiones tomadas a menudo lejos de sus habitantes, esta demanda por la consulta popular adquiere una relevancia aún mayor.
La conexión entre la lucha obrera y la demanda por la consulta popular no es casual. Ambas expresiones son manifestaciones de un deseo profundo de participación y de control sobre las propias vidas y el propio entorno. Los trabajadores, históricamente marginados de las decisiones empresariales y políticas que afectan sus condiciones laborales, han aprendido el valor de la organización y la movilización para hacer valer sus derechos. De manera similar, la ciudadanía que impulsa la consulta popular busca trascender el papel de espectador y convertirse en actor fundamental en la construcción de su futuro.
La marcha del primero de mayo se convirtió así en un espacio de convergencia, donde las demandas laborales se entrelazaron con las aspiraciones de una democracia más participativa. Los líderes sindicales, en sus discursos, no solo recordaron las luchas del pasado y denunciaron las injusticias del presente, sino que también hicieron un llamado a la unidad para defender el derecho a ser consultados. La energía de los jóvenes, muchos de ellos enfrentando la precariedad laboral y la incertidumbre sobre su futuro, se sumó al clamor de los trabajadores experimentados, encontrando en la consulta popular una vía para influir en las decisiones que moldearán sus vidas.
Es innegable que Barrancabermeja vive un momento de efervescencia social y política. La movilización por la consulta popular ha despertado un sentido de pertenencia y de responsabilidad cívica en muchos ciudadanos. La marcha del primero de mayo, al incorporar esta demanda, demostró que la lucha por los derechos laborales y la búsqueda de una mayor participación democrática no son caminos separados, sino que pueden y deben converger en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Sin embargo, el camino hacia la materialización de la consulta popular y la atención de las demandas laborales no está exento de desafíos. Las tensiones políticas, los intereses económicos y las diferentes visiones sobre el futuro de la región pueden generar obstáculos y resistencias. Es fundamental que la energía y la unidad demostrada en las calles se traduzcan en una estrategia clara y sostenida, capaz de superar los escollos y de mantener viva la llama de la participación ciudadana.
La doble marcha de mayo en Barrancabermeja dejó un mensaje claro: la ciudadanía está despierta y dispuesta a hacer valer su voz. La memoria de las luchas obreras, que han marcado la historia de esta ciudad, se une a la esperanza de un futuro donde las decisiones se tomen con la participación activa de quienes habitan y construyen este territorio. La consulta popular se erige, así como un símbolo de esta aspiración, un camino para que Barrancabermeja siga siendo un referente de la movilización social y la defensa de los derechos, en todas sus dimensiones. El eco de las marchas resuena aún en el aire, recordándonos que la lucha por la justicia y la participación es un camino continuo, pero uno que vale la pena recorrer juntos.
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* Topógrafa, Trabajadora Social en formación, Defensora de Derechos Humanos.
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