Written by 12:30 am OPINIÓN

Ritmos de la tierra y justicia

Descubre la riqueza cultural de Colombia. En mi vida, la música ha sido un refugio, un consuelo y una inspiración. La música colombiana, en particular, ha sido un tema constante en mi historia personal y cultural.

Por: Elbert Vargas Cubides |  Desde mi infancia en Santa Rosa, San Martín de Bolívar, Santander, hasta mi exilio en Venezuela y mi regreso a Colombia, la música ha sido un hilo conductor que me ha conectado con mis raíces y mi identidad cultural.

La música carranguera es una expresión auténtica de la cultura colombiana, una forma de conectar con nuestras raíces y nuestra identidad cultural. En un momento en que la globalización y la homogeneización cultural amenazan con borrar nuestras tradiciones, es hora de reivindicar y promover nuestra música autóctona.

La carranga es un género musical que se originó en el departamento de Boyacá, en el centro de Colombia. Es una música que refleja la vida y las tradiciones de los campesinos colombianos, con sus ritmos y melodías que evocan la naturaleza y la cultura de la región. La carranguera es una música que habla de la vida, de la tierra, de la naturaleza y de la cultura de los colombianos.

Según el musicólogo colombiano, Guillermo Abadía Morales, “la carranguera es una de las expresiones musicales más auténticas y representativas de la cultura colombiana” (Abadía Morales, 2017).

En la actualidad, la música carranguera está viviendo un momento de resurgimiento, gracias a la labor de artistas y agrupaciones que trabajan para preservar y promover esta tradición musical. El éxito de artistas como El Heredero, quien ha logrado superar a los artistas de reggaetón en las plataformas digitales, es un ejemplo de que la música autóctona colombiana puede ser exitosa y popular sin necesidad de imitar a otros géneros musicales.

Pero la música carranguera no es solo una forma de entretenimiento, es también una forma de resistencia contra la globalización y la pérdida de identidad cultural. Es una manera de afirmar nuestra identidad cultural y de conectar con nuestras raíces y nuestra historia.

En este sentido, es importante que los colombianos nos unamos para promover y proteger nuestra música autóctona. Debemos apoyar a los artistas que trabajan para preservar y promover nuestra cultura musical, y exigir a los medios de comunicación y a las plataformas digitales que den espacio y visibilidad a nuestra música autóctona.

Hebert Vargas, el Rey del Sentimiento Vallenato, es un ejemplo inspirador para mí y para muchos colombianos. Su música, su pasión, su compromiso con la justicia y la paz, son un llamado a la acción.

Según el periodista y crítico musical Juan Carlos Garay, “Hebert Vargas es uno de los más grandes exponentes del vallenato romántico, y su música es un reflejo de la pasión y la emoción que caracterizan a los colombianos” (Garay, 2020).

Recuerdo mi reciente viaje desde Santander del Sur hasta Valledupar, la tierra natal de Hebert Vargas. El río Guatapurí, con sus aguas cristalinas y su belleza natural, me recibió con los brazos abiertos.

Tomé algunas fotos desde el río, y en ese momento, sentí una conexión profunda con la tierra y la cultura de Valledupar. Recuerdo ese viaje con mi esposa Zulmy.

Su música es apasionada, emotiva y auténtica. Con canciones como “Inocente”, “El error”, “Te amé”, “Me mata la melancolía”, “Qué nos pasó?”, “Metidita”, “Paro de mi corazón” y “Aquel amigo”, ha conquistado el corazón de los colombianos y se ha convertido en uno de los grandes exponentes del vallenato romántico.

En mi libro, “Colombia Grita Justicia al Mundo”, he rendido homenaje a Hebert Vargas y a la música carranguera. La presentación de mi libro será el 3 y 4 de mayo del 2025.  Te invito a unirte a esta celebración!

En este libro, exploro la relación entre la música autóctona colombiana y la identidad cultural del país. Analizo cómo la música carranguera y otros géneros musicales tradicionales colombianos han sido utilizados como herramientas de resistencia contra la globalización y la pérdida de identidad cultural.

También exploraré la vida y la obra de Hebert Vargas, y cómo su música ha sido un reflejo de la pasión y la emoción que caracterizan a los colombianos. Su música es un llamado a la acción, un recordatorio de la importancia de preservar y promover nuestra cultura musical autóctona.

En conclusión, la música carranguera es una expresión auténtica de la cultura colombiana, una forma de conectar con nuestras raíces y nuestra identidad cultural. Es hora de reivindicar y promover nuestra música autóctona, y de reconocer el valor cultural e histórico que tiene para nuestro país.

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Presidente de la Asociación  Anvicfim, columnista de Río Grande y autor del libro «Colombia grita justicia al mundo».

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Esta columna encierra el pensamiento del autor, en ningún caso es la posición de Río Grande.

 

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