Lo que no se hace por “convicción se hace por obligación” diría un campesino de Arenal o de San Pablo, sur de Bolívar con relación a la responsabilidad del estado.
Por: María Adalgiza Velásquez| Sin embargo la misma comunidad a tenido que salir adelante, con sus propias uñas, exponiendo sus vidas, entregando su juventud por proveer a sus comunidades unos mínimos vitales, por ejemplo lo que hacen los lideres comunales y las mujeres históricamente. Siempre guardaban la esperanza de un cambio real, sustancial, de fondo y de forma; para ellos en su imaginario de cambio era ver en sus territorios procesos de mejora que conllevaran a la transformación tanto del territorio como de las familias de cada municipio, corregimiento, vereda, proyectos en pro del campesino, el pescador, la artesana, partera con la medicina ancestral como parte de su identidad, cultura, como negros, afros, raizales, palanqueros.
Llega el 2022 con una apuesta progresista encaminada en priorizar a la Colombia profunda, esas comunidades que nunca vieron llegar el progreso por parte de los gobiernos anteriores, las comunidades del sur de Bolívar decían lo que necesitaban, porqué lo necesitan, como lo necesitaban, lo que recibían era un puñado de ilusiones, expectativas y promesas, falsas, ahondando en sus sentimientos impotencia, desesperanza, y desconfianza, una sensación de engaño y defraudados, siguieron sus vidas, algunos insistiendo, otros rogando a Dios por que se les diera un milagro para que alguno con poder los mirara y los tuviera en cuenta para algún programa o proyecto que les diera una oportunidad de cambio, tan esquivo.
La ilusión y la esperanza vuelven a los sureños, con cada promesa y propuesta del hombre que veían encarnado a Jorge Eliecer Gaitán, cada vez que se paraba en una de las plazas públicas del país. Hoy después de dos años y medio el sur de Bolívar sigue con su fe intacta a esas promesas de cambio y transformación, los sureños son conscientes de todas las barreras, cuellos de botella y amenazas de muerte al líder político y presidente de la república, los pobladores hoy tienen temor, quizá no solo que al territorio no llegue lo que para ellos es vital, y soñado por décadas, sino que se suma la incertidumbre de que él presidente Petro, no pueda cumplir sus promesas por la no aceptación y aprobación de las reformas sociales, estructurales, presentadas en el congreso de la república. Un grupo de senadores opositores, NO les interesa y no piensan en el pueblo colombiano, sino que tienen sus propios intereses o cuidan los intereses de sus amigos ricos del país.
Las reformas sociales son las que pueden dar esa garantía de cambio a las mujeres y hombres del sur de Bolívar y por supuesto de todo el país; para garantizar que tengan acceso a la tierra, sean propietarios de las mismas, les restituyan sus tierras, poder tener una vida digna con derecho a la salud, a la educación, derecho a un empleo, derecho a pensionarse y el derecho a vivir en sus territorios libres, productivos y con una paz duradera, que el conflicto armado termine, que las victimas por ese flagelo sean todas reparadas, conozcan la verdad y se les brinde garantías de no repetición.
Lo cierto es que si no se aprueban las reformas sociales, los perjudicados serán todos y todas, seguiremos en un retroceso progresivo con mayores afectaciones en lo social, economía, ambiental y seguridad humana; en el caso del sur de Bolívar y el magdalena medio, el territorio seguirá bajo el dominio de fuerzas o grupos armados al punto de que la población normalice esa situación, le pierdan el miedo y simplemente se acostumbren a vivir con su verdugo, que en muchas ocasiones pasan a ser sus jefes, patrones hasta terminen abrazando esa realidad porque es lo que tienen a la mano para sobrevivir o morir. En medio de sus tragedias, conflictos, celebraciones, fiestas y tensión social, le seguirán apostando al gobierno del cambio, al proyecto nacional progresista, que no es otra cosa sino “La de gobernar bajo el mandato del pueblo y para el pueblo, con justicia social, soberanía nacional, alimentaria, respetando la constitución política de 1991” “El pueblo soberano pueda tomar sus propias decisiones”
En conclusión, el pueblo colombiano tiene el derecho y la obligación moral como constituyente primario a decidir lo que quiere, como lo quiere, pensando en las actuales generaciones y las futuras. Cada decisión tomada en las urnas significa que se le esta dando el poder al gobernante o legislador a hacer las cosas bien, o de lo contrario se le pedirá que renuncie, no tiene otra opción. La consulta popular no es un bloqueo y no desconoce a quienes legislan, absolutamente no es así; la consulta popular esta contemplada en la constitución colombiana dentro de los mecanismos de participación ciudadana, lo que quiere decir es que un presidente antes de actuar de manera autoritaria acude a esos mecanismos para reconocer al pueblo como ese actor que tiene derechos, tiene voz, que vive bajo una política democrática, “ EL PUEBLO ORDENA” conforme a la constitución, en un país social- demócrata, poniendo en el centro siempre la vida, la dignidad humana, y el progreso para todas y todos en armonización con la naturaleza.
_
Socióloga – Lideresa social-política- feminista – Gestora social
Consejera nacional – Distrital
Facebook: María Velásquez
Tiktok @mariavelasquez4498
instagram mariavelasquez165
X @Adalgiza52V