Lo que viene ocurriendo hace unos meses en la región del Catatumbo genera en algunos habitantes de esta región y en muchos colombianos la sensación de un déjà vu, tomando en cuenta la cantidad de muertos y los miles de desplazados que ha dejado la guerra a lo largo del tiempo.
Por: José L. Moreno | La violencia que se vive en esta región se remonta a mediados y finales de los años 80’ cuando las masacres eran de 80 o 90 personas y los pueblos de diferentes partes del país se vaciaban en cuestión de horas cuando llegaba la guerra.
Ahora bien, para la época actual existen varios ingredientes adicionales que generan un recrudecimiento del conflicto, dentro de los cuales se encuentra el apoyo que brinda Venezuela bien sea con hombres, armamento o simplemente con refugio temporal o permanente para quienes hoy en día están acabando con nuestro país.
Este vínculo entre el gobierno chavista y el ELN, configura una de las alianzas peligrosas más temidas, donde el objetivo principal es tener el control de la frontera ante las voces que llaman a una intervención militar. Este ingrediente puede pesar mucho en la ofensiva del ELN que incluyó el traslado de guerrilleros de Arauca hacia el Catatumbo.
Todo esto demuestra que las mesas con el ELN estaban en crisis desde hace varios meses, donde resulta fácil pronosticar que desde el comienzo de los diálogos esta guerrilla no tenía una minina y real voluntad de paz.
Esta catástrofe humanitaria que se vive actualmente en el Catatumbo constituye una de las peores masacres que han ocurrido en el país en los últimos 5 años, si se tiene en cuenta que miles de personas están saliendo de estas zonas dejando a un lado lo que trabajaron y por lo que lucharon durante toda su vida.
Lo que resultan aún más lamentable y que recrudece la situación, es observar a miles de personas saliendo descalzos, sin ropa, sin pertenencias y en el peor de los casos cargando cadáveres de sus parientes que han sido asesinados.
Esta terrible situación desbordó a todo el mundo y se teme que venga algo peor. La incertidumbre es total y mucho más porque a la ofensiva del ELN contra las disidencias de las FARC se suma el operativo del Ejército que actualmente se enfrenta para tratar de recuperar el control de la zona.
Lo que pasa en esta región no es de ahora. El Estado no controla el Catatumbo desde hace muchos años. En esa zona se combinan violencias de todos los grupos ilegales: guerrilla, paramilitares, narcotraficantes y carteles internacionales.
En el momento de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, se perdió una oportunidad para copar el territorio cuando los frentes que se desmovilizaron dejaron la zona. Sin embargo, el Estado no entró y los reductos que quedaron comenzaron a competir por control territorial.
Era cuestión de tiempo el enfrentamiento abierto que se vive hoy y así lo evidencian las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo, especialmente la 026 del 2024 en la cual se advertía la presencia de grupos armados ilegales y las disputas por el control de drogas.
Ahora bien, lo que realmente causó indignación con las familias del Catatumbo es que el gobierno nacional contrario a atender las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo, procedió a desmontar varios comandos especiales que precisamente habían sido entrenados para este tipo de situaciones.
Expuesto lo anterior, queda demostrado que lo que se vive actualmente en el Catatumbo no es otra cosa que la crónica de una guerra anunciada en la que el estado incurrió en una omisión grave que hoy deja a miles de personas muertas y a una gran cantidad de familias desplazadas.
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Abogado, CEO de la firma (MORENO ALVAREZ ABOGADOS), y director de Corpovimadh.
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