En los últimos tiempos a nivel nacional e internacional hemos vivenciado diferentes escenarios donde se invita a participación es espectáculos artísticos y deportivos.
Por: Oswaldo Ríos Carrascal | Sin embargo, el tejemaneje publicitario, el mercadeo, la venta de imagen de los diferentes protagonistas causa una serie de sorpresas en quienes no participan activamente en dichas convocatorias.
No es que esto sea malo, ni contraproducente, porque los eventos también contribuyen a generar ingresos directos e indirectos en los diferentes sitios geográficos o uno que otro escenario deportivo donde los llamados ídolos se presentan. Lo malo aquí, es la forma como se asume con emoción, euforia, expectativa y pasión la participación en los espectáculos programados con el protagonista convocado.
La idolatría y el fanatismo se hacen presentes y vendrán consigo las exageraciones, sacrificios, desordenes e inclusive como ocurrió en días pasados cuando un trágico accidente cobró la vida de una fan y resultaron heridas otras tres personas que viajaban a gozar de un concierto en la costa caribe, al cual nunca pudieron acudir.
De acuerdo con un informe citado por la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, en la época de verano decenas de artistas nacionales y extranjeros se presentan en distintos escenarios de Chile, atravesando todo el territorio nacional. La tónica presentada en los diferentes espectáculos vislumbra aplausos, euforia, gritos, llanto y hasta desmayos con las entonaciones de una u otra canción.
Desde esa perspectiva y acorde con la citada fuente, surgen los interrogantes, ¿Cómo se explica la idolatría? ¿Cuándo se convierte en algo enfermizo? Al respecto, en consideración a lo expuesto, la profesional María Elena Mont, considera que la idolatría por un artista es un fenómeno Psicosocial que se produce especialmente al inicio de la adolescencia. Pero, observando lo acontecido a nivel de Colombia y otros países diferentes a Chile también ocurre en población adulta. Se atribuye, de igual forma a otros factores o ideales que se deseen alcanzar, lo que genera pérdida de la identidad personal y que la autoestima esté asociada a asemejarse al ídolo.
Para los afectados, según la citada profesional, el ídolo constituye un modelo de identificación, un guía a seguir; asociado a las aspiraciones o al ideal del yo del adolescente. “Quieren imitar e identificarse con un sujeto que tiene ciertas características, prestigiadas para sí mismos y para el grupo. Esto los lleva a sentirse más seguros y resuelve en cierta manera la problemática de la separación al compartir los mismos intereses”.
¿Cuándo la idolatría se convierte en una enfermedad?
“Cuando se produce una confusión entre fantasía y realidad con identificación total con el ídolo, cuando se disuelven los límites de sí mismo y se hace o se piensa lo que el ídolo solicita a sus fans, cuando hay un pensamiento obsesivo respecto del ídolo con restricción de otros intereses y cuando se produce discriminación hacia los que no son seguidores del mismo artista”.
Ciriaco menciona que la idolatría y el fanatismo para el caso de los productos y las marcas puestas a consideración de adquisición para el consumidor, por lo general se pierde la experiencia que pueda ofrecer competencia en otros aspectos, en tal sentido que las personas se convierten en “fan boys” e incluso, en el aspecto mas desagradable se puede llegar a presumir de la marca o producto favorito como si fuese el propio fabricante viendo a la competencia y seguidores como pobres ilusos que no saben lo que se pierden al no adquirirlos, olvidando que a al final es un producto de una marca que probablemente en el futuro desaparezca.
Los fanatismos también comprenden aspectos religiosos, respetándose las creencias y convicciones de cada persona, esto puede afectar individual o grupalmente a una comunidad, dado que según Cabañiles, la idolatría (rendir culto a un ídolo), pone de manifiesto la poca confianza en sí mismo de quien la práctica.
Para este autor, esa reverencia irracional es producto de carencias, temores, barreras mentales, de incertidumbres que el idólatra es incapaz de superar, y por eso necesita aferrarse a algo (o alguien). La idolatría, conforme a lo anterior, es producto de la desorientación del ser humano que no encuentra su puesto en este mundo, su destino en la vida y el auténtico valor de las cosas.
El llamado en esta oportunidad, a partir de estas posturas es a reflexionar sobre realidades y ser consciente con cada actuación se muestre con base en realidades y necesidades de crecimiento y desarrollo personal, sin afectar la salud y la integridad de los seres humanos.
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*Magister en educación, especialista en docencia universitaria, Ingeniero agrónomo
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