“La principal legitimidad de los periodistas en el mundo, su principal capital, sigue siendo la confianza del público”. Javier Darío Restrepo
Por: Alberto Cotes Acosta | Desde el inicio del gobierno del presidente Gustavo Petro, incluso desde antes de su posesión la andanada de noticias negativas sobre sus decisiones, acciones, propuestas y/o actos es diaria, algunos dirán que es que el gobierno de Petro es malo, que nada de lo que hace es bueno y por eso esas noticias negativas.
Yo, humildemente estoy en desacuerdo con los que dicen que el gobierno es malo, y aunque reconozco que – como todo gobierno – ha tenido desaciertos, no es menos cierto que también ha tenido números aciertos, pero estos últimos ni son mirados con la misma lupa, ni se les da “bombo” en la gran prensa, y por el contrario cada vez que hay alguna cosa buena, o algo que pone en evidencia la perversidad de la clase política colombiana, o el descubrimiento de un entramado de corrupción que tiene años enquistado en la sociedad y/o en la política, la oposición al gobierno, con la ayuda extraordinaria de la prensa corporativa voltea el asunto con su narrativa, hace ver que lo hecho está mal, o que la corrupción comenzó con Petro.
Hay varios “influencers” como ahora los denominan, adeptos y defensores del Gobierno, que a diario luchan contra el gigante que significa la prensa corporativa de este país, y señalan las mentiras, falsedades, verdades a media y complots en contra de Petro y su gobierno, labor titánica y encomiable de estos jóvenes (en su mayoría), que se exponen no solo a la mal querencia de la clase política tradicional y de la prensa corporativa, si no que se exponen también a las balas de los más extremistas, en un país en donde uno puede resultar muerto por las balas asesinas de quienes quieren que pensemos como ellos.
Por ejemplo, la idea de que el presidente Petro es un drogadicto es una construcción mediática preparada cuidadosamente y seguida por los alfiles (o serán peones) de las grandes corporaciones de información, y de los peones (o serán alfiles) de los partidos tradicionales que, a través de sus cuentas en redes sociales, o de sus columnas de opinión señalan o inducen a sus seguidores a creer a pie juntillas que eso es una verdad de a puño.
Para esos sectores de colombianos, todo, pero absolutamente todo lo que haga, diga, deje de hacer o de decir el presidente está mal.
Si Petro nombra ministro de Defensa a un ex magistrado valeroso que se enfrentó a la mafia paramilitar y fue chuzado y estigmatizado por el gobierno de Uribe, mal. Si nombra ahora a un general de la República en uso de buen retiro, mal, y vienen los análisis sesgados: que Petro quiere acabar con las fuerzas militares, cuando ha sido el presidente Petro, que les devolvió la dignidad, pasaron de comer arroz con tomate, a un plato balanceado, a ganar los soldados rasos $ 250.000 a $ 900.000 y cuando termine el gobierno ganarán un salario mínimo, pero la derecha se abroga el derecho de decir que los soldados son los héroes, pero los han tratado siempre como esclavos y carne de cañón.
Si Petro viaja mal, si no viaja mal. Si monta tarima en las regiones más apartadas para hacer presencia institucional y entregar recursos, tierras, universidades, insumos, etc., ¡muy mal! Cómo se gasta los recursos y no piensa en los niños que se mueren de hambre en el Chocó o la Guajira (Ahora si se acuerdan de esos niños); si trata de llevar agua a la Guajira, le tumban los decretos, si destapa la corrupción de las EPS, lo enredan con que no paga a estas (estando al día) y hasta la corte constitucional cuyos magistrados son nominados por esa clase política corrompida le tumba las decisiones, cuando no lo obliga a seguir echándole plata a ese barril sin fondo de las EPS.
Y ahora hasta lo último. Sale a la luz el asunto del tal “Papá Pitufo” que llevaba más de 30 años sobornando militares, policías, fiscales, congresistas, funcionarios de la DIAN y hasta periodistas, y a partir de ahí empiezan a salir un montón de cosas, y la prensa corporativa se centra en el intento de este personaje de infiltrar la campaña de Petro, pero no dice nada de lo que ocurrió en los 30 años anteriores. Muestran desde el gobierno que políticos de todos los partidos “recomendaban” personas para que fueran nombrados en cargos públicos y es un “escándalo nacional”, es decir, esa práctica comenzó con Petro; ¡si como no!.
La Fiscal sale y dice que recomendar no es ningún delito, y entonces desde Noticias Caracol, entrevista a un ex funcionario de Petro quien dice que Petro se molestó por que el no nombró a una persona que el presidente ordenó que nombrara, y también es un escándalo. ¿Qué querían? ¿Qué el presidente no se molestara porque un subalterno no cumplió una orden directa? Yo lo hubiera echado de una. Pero, además que el presidente llame a alguna dependencia a preguntar por el nombramiento de una persona que el ordenó que se nombrara, “no es trafico de influencias”, ni una práctica corrupta, como leí por ahí de unos de esos energúmenos de las redes sociales; ¡de por Dios! ¿Dónde se ha visto tal despropósito?
En fin, en este lodazal (como dicen por ahí) es bastante agobiante la carga negativa que desde los grupos de poder Legislativo, Judicial, Político y Comunicacional están empeñados en hacer en contra del presidente Petro y su gobierno. Sin embargo, les tengo noticias mis estimados opositores – que seguramente de aquí en adelante me tratarán con palabras de todo calibre – para mí, el señor Gustavo Francisco Petro Urrego, pone al próximo presidente de la República, es decir, al que el le de la bendición, ese es.
Y esto es, no porque yo sea brujo o adivino, si no porque, mientras esta oposición se dedica a desprestigiar a Petro desde las redes sociales (especialmente desde X) y de los grandes medios de comunicación, Petro les saco una ventaja de dos años, en los que se dedicó a llevar a los rincones más olvidados de esta Patria todo lo que en 200 años, ningún político llevó. Pero además, porque las redes sociales han servido para quitarle la venda a la mayoría de los colombianos, a poner en evidencia a la clase política y judicial corrompida, y a los medios de comunicación indolentes y cómplices que le ha tapado todo a esa corrompida clase y les ha puesto teflón desde sus tribunas.
Así que ¡pónganse truchas! porque este país va a seguir bajo la égida de un gobierno progresista.
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Arquitecto, especialista en evaluación y gerencia de proyectos, especialista en gerencia e interventoría de obras.
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