Los cuatro, integrantes de la iglesia evangélica Príncipe de Paz, fueron víctimas de un ataque armado en un restaurante del municipio, poco después de participar en un culto dominical.
Con gran pesar, la comunidad de Aguachica despidió a Santiago Lora Rincón, joven que perdió la vida el pasado 31 de diciembre de 2024, tras un atentado en el que también murieron sus padres, Marlon y Yurlay, y su hermana, Ángela Mariana.
El viernes 3 de enero, una multitud acompañó el cortejo fúnebre hasta el Cementerio Central de Aguachica, donde Santiago fue sepultado junto a su familia. El pastor Giovanny Benavides, representante de la comunidad cristiana, expresó que este episodio ha dejado un profundo dolor entre los fieles. “La muerte para el evangélico es un descanso eterno, un sueño profundo hasta la venida de Cristo”, señaló, citando las sagradas escrituras.
Debido a que Santiago permaneció gravemente herido por dos días en la Clínica Alta Complejidad de Aguachica, su cuerpo no pudo ser velado junto al de sus padres y hermana, ya que fue trasladado a Medicina Legal en Bucaramanga, donde se realizaron los procedimientos correspondientes antes de su entrega.
La Policía Nacional continúa trabajando intensamente para esclarecer los hechos. El general William René Salamanca, director de la institución, informó que ya se han adelantado 15 diligencias de inteligencia e investigación, incluyendo el análisis de imágenes captadas por cámaras de seguridad y la elaboración de retratos hablados de los sicarios.
Adicionalmente, las autoridades han identificado alias de los presuntos responsables, basándose en las huellas dactilares encontradas en motocicletas incautadas en La Guajira, presuntamente utilizadas en el crimen.
El ataque a la familia Lora Rincón, conocidos por su labor pastoral y su servicio a la comunidad, ha dejado un vacío difícil de llenar en Aguachica. La población espera que las investigaciones avancen con celeridad y que los responsables sean llevados ante la justicia, mientras se mantiene unida en solidaridad y oración por las víctimas y sus seres queridos.
El caso resalta la necesidad urgente de fortalecer las estrategias de seguridad en la región y garantizar la protección de líderes sociales y comunitarios en todo el país.