El jueves 2 de enero se llevo a cabo la despedida y entierro de la familia masacrada el pasado 29 de diciembre
La comunidad sigue reclamando justicia por lo ocurrido con esta familia, centenares de motociclistas hicieron resonar las calles que transitaban este jueves la carrera 20, en el corazón del municipio de Aguachica, refleja con creces la tristeza de esta perdida, la melancolía y desconsuelo, pero sobre todo la sed de justicia que persiste en la población tras la masacre de los cuatro miembros de la familia Lora Rincón.
La escena fue fue algo inédito, unió como pocas veces a los los ciudadanos de la ciudad bajo un solo clamor: justicia. La gente portaba vestimentas blancas y estaban aferrados a globos del mismo color, así se congregó en la tarde de este jueves para el sepelio del pastor evangélico Marlon Yamith Lora, su esposa Yurlay Rincón, y sus hijos, Ángela y Santiago. El último adiós estuvo cargado de simbolismo y religiosidad, pero también de intranquilidad.
Luego de esto, de camino al Cementerio Central, una muchedumbre de personas entre fieles, allegados y uno que otro curioso, dio el último adiós a los cuerpos en medio de una suerte de calle de honor que obligó a poner un alto a las actividades cotidianas de la población. “Mis hermanos, ¿por qué se ponen tristes? Es solo un hasta luego. Nos volveremos a ver”, cantaba un grupo de músicos durante la velación en la propia Iglesia, quienes trataban de dar una voz de aliento a las personas que se encontraban en el lugar.
Mientras los aguachiquenses siguen haciendo frente al duelo, las autoridades avanzan en la investigación que les permita dar con los responsables de los crímenes. Sumado a las cámaras de seguridad que permitieron seguirle la pista a los sicarios que se movilizaban en una motocicleta, los investigadores tienen la lupa puesta en los equipos y redes sociales de las víctimas, con miras a corroborar una de las hipótesis con mayor fuerza: un supuesto caso de extorsión.
Nilson Hernández, quien es primo de la familia, reveló que la hija del pastor Lora, Ángela Natalia Lora, le comentó de llamadas de las que venía siendo víctima en las últimas semanas, presuntamente desde la cárcel de Cómbita, en Boyacá. “Me manifestó que estaba recibiendo una llamada como amenazante, que tenía miedo”, dijo Hernández.
La joven tenía un emprendimiento de camisetas con estampados de mensajes cristianos y por ello, dado que su marca estaba registrada ante la Cámara de Comercio, los delincuentes habrían obtenido su información personal. El personero dijo que en un primer momento, intentó calmar a la joven advirtiéndole que el número desde el que le hacían las llamadas extorsivas hacía parte de un lote que delincuentes adquirieron desde un centro carcelario.
El caso sigue en proceso de investigación y con detalles todavía a confirmar o resolver, las autoridades agradecen cualquier tipo de dato o ayuda por parte de la comunidad para llegar al fondo de lo ocurrido.