La víctima fue identificada como Kasandra McKenzie. La posible causa de este atroz asesinato sería un ajuste de cuentas por tráfico de estupefacientes.
Los primeros 24 minutos de este jueves 29 de agosto fueron sangrientos en el norte de Bucaramanga. Una mujer trans fue asesinada y un hombre quedó herido en medio de una balacera propiciada por sicarios.
Sobre la medianoche, dos sujetos armados llegaron en una motocicleta Pulsar Ns hasta la carrera 10 de la etapa décima de Betania, por el sector de la cancha.
Uno se quedó en el vehículo, mientras que el parillero descendió y se acercó a Kazandra McKenzie. El sicario tenía claro cuál era su objetivo, por lo que le dio una serie de órdenes antes de asesinarla.
Primero, le pidió que se levantara la camisa. Después la obligó a acostarse en el piso para dispararle. En medio de la arbitrariedad del ataque, la víctima, sorprendida por el accionar de su verdugo, le preguntó por qué lo hacía.
Sí, se conocían. Kasandra McKenzie, segundos antes de perder la vida, le reclamó a su asesino su ingratitud. “Yo lo único que hice por usted fue darle comida, le prestaba ropa y lo trataba bien”, le dijo. A este alegato, el sicario solo respondió que la mataba por estar en el lugar equivocado.
A esta última frase, le siguieron las múltiples detonaciones de un revólver. En un descuido del agresor, la mujer se levantó del piso e intentó correr para salvar su vida. Sin embargo, el asesino agotó todos los proyectiles. La víctima recibió un disparo en el brazo derecho, dos en el izquierdo; uno en el pecho y el de la espalda que le segó la vida.
Brayan Yusepeth Tarazona, un hombre que presenció los hechos, también recibió un disparo en la región inguinal, al parecer, por error.
